21.9.06

Nonpoint (of view).

A reventar, así es como estaba el local más de moda de la zona del puerto. Como todos los demás, inmerso en un aura de 'total fashion people', pero eso no me importaba en este momento. Pase la cinta de entrada entre los 6 gorilas -¡seis, si que era cierta la escalada de violencia en la zona!- de seguridad armados y protegidos hasta esos horrores que tenían por cara. Driblé gente dejandola a izquierda, derecha, derecha, izquierda,... Más y más gente iba quedando a mis espaldas a medida que me adentraba en la pista de baile.

La enorme barra discurría a mi derecha y por el rabillo del ojo podía observar los esculturales y prefabricados cuerpos de las camareras sirviendo copas a ritmo de últimas tendencias musicales. Pero yo seguía directo hacia el final del local, quizá nadie se habia dado cuenta que no había venido aqui ni a bailar ni a beber. Dentro de lo impersonales que son las noches de estos oscuros tiempos esta noche, en lo que a mi respecta se llevaba la palma. No podía creer que nadie observase una mirada tan cargada de ira como la que gobernaba mi rostro en esos instantes.

De todas maneras no era capaz de obviar la musica atronadora que lo inundaba todo, atravesándote la piel. Ritmos endiabladamente pegadizos que conseguían que sintiese que más que acercarme a mi objetivo estuviese bailando con el. Una sensación electrizante me recorría el cuerpo, no puedo negarlo, la tensión provocada por la concentración en la violencia que se iba a desatar en unos segundos -un par de pasos al son de la canción- se conjugaba en mi ser a la perfección con el ritmo que por segundos escapaba más y mas alto de los altavoces.

De esa unión desesperada de ansiedad y necesidad de sentir el ambiente que me rodeaba comenzó a surgir desde mi interior una sensación que no consigo describir si no como sensualidad. Y cada vez era mayor, mas grande la necesidad de que mis movimientos fuesen dictados por mi alma alimentada directamente por el ritmo de música que me gustaba y no por mi cerebro de asesino a sueldo. Y me dejé llevar....

No importaba ya el resultado, solo la belleza del momento.

Desde cualquier punto de vista.


18.7.06

A.S.A.P.

No siempre ni tan siquiera a veces, tan sólo muy de vez en cuando nos preguntamos por donde podríamos haber ido. Si algo nos gusta a los seres humanos es pensar -para algo se supone que es lo que nos diferencia del resto de animales- aunque bien es cierto que a algunos más que a otros. Y por que negarlo, también es cierto que existen individuos que lo hacen con mayor acierto que algunos menos dados a la extracción o inferencia de nuevo conocimiento a partir del conjunto formado -o deformado, según se mire- por nuestra sabiduría, experiencias, conocimientos adquiridos y relaciones entre ellos.

Como a estas alturas es algo que todo aquel que me conoce sabe, a mi me encanta pensar. Quizá lo haga en exceso. ¿Eso es bueno o malo?, ¿por qué ha de ser necesariamente bueno o malo?. Pues despues de darle muchas vueltas a estas preguntas -os recuerdo que me encanta pensar- no sabría que responder de manera concreta. Lo mejor que se me ocure es decir "pues no lo se, pero es mi hobby". Y no creo que sea peor que coleccionar sellos, sin duda una de las perversiones sexuales más aberrantes, o construir maquetas de trenes, afición motivada sin duda por la necesidad de reescalar el entorno para adecuarlo a un grave complejo hipofálico.

Y asi como un sello de hace tres siglos con la estampa de Napoleon conmemorando la conquista de Mansilla de las Mulas o la miniatura de la primera locomotora que aplastó una gallina en un ignominioso paso a nivel pueden ser la panacea de un coleccionista de sellos y de un constructor de maquetas respectivamente, el culmen, el éxtasis catártico de aquellos a los que nos gusta pensar es sin duda la siguiente pregunta:

Si pudiese cambiar tal cosa, ¿cómo sería todo lo demás?.

Pregunta sencilla que nos lleva durante un tiempo infinito por los más extraños parajes que nuestra imaginación pueda componer para nosotros. Puede que lo que realmente haga esta duda es mostrarnos que no estamos, o más bien no nos sentimos, plenamente identificados con nuestra realidad actual. Con nuestra forma de vivir, sentir, pensar,...

Claro que al igual que lo expuesto en el párrafo anterior puede ser, por contradictorio que parezca, todo lo contrario. Esto es, si nos encontramos tan a gusto con nosotros mismos y con lo que nos rodea entra en juego lo que me gusta denominar impulso constructivo / destructivo. Por que una vez que tenemos lo que deseamos, una vez que hemos conseguido aquello por lo que hemos luchado denodadamente ¿qué podemos hacer aparte de disfrutarlo?. Desaparece el placer de la lucha por unos objetivos y, de igual manera, se diluye el placer inmediato provocado por la consecución de unas metas. Lo que nos lleva a pensar en como cambiarían las cosas si hubiese sucedido o hubiésemos hecho algo distinto a lo que nos llevó a nuestro estado actual de completitud porque aunque lo hemos logrado despues de tanto luchar...¿Acaso no pudiera ser que fuésemos más felices todavía?. Y muchas veces acabamos destruyendo lo que hemos construido para volver a empezar desde cero en la busqueda de nuevas metas, disfrutando de nuevo del hecho de afrontar un reto.

Otras veces sin embargo no somos capaces de afrontar nuevos desafíos. Bien por que aún estamos disfrutando de los logros obtenidos, bien por que no somos capaces de afrontar unos cambios que no sabemos a donde nos pueden llevar -vuelta a pensar- o bien por que no tenemos la oportunidad de abandonar la senda por la que discurre en un determinado momento nuestra existencia. Es este último caso el mas interesante por que si no tenemos la oportunidad de hacer y/o lograr algo es precisamente esa incapacidad impuesta -por el motivo que sea- lo que lo convierte en más atractivo, necesario y estimulante.

Parece que son estas ocasiones las que justificarían mejor el pensar en que podriamos hacer para reenfocar el problema, o que hubiese sucedido de haber tomado cierto tipo de linea de acción en vez de la que finalmente tomamos. Pensamientos y razonamientos que nos podrían llevar a un mejor conocimiento de nosotros mismos, de los demás, de lo que hace que una meta concreta nos sea vetada en ese determinado momento. Ideas y conjeturas que podrían hacer que la siguiente vez que nos enfrentasemos a ese -o similar- problema pudiesemos encararlo con mayores garantías de éxito.

Y sin embargo no lo hacemos, y la pregunta que inevitablemente ha de acudir a nuestras mentes resulta increiblemente sencilla: ¿Por qué?. Pues tras mucho tiempo dedicado a mi hobby he llegado a una conclusión igual de concreta. Pues no lo hacemos por que en esos momentos la frustración o desesperación por no conseguir lo que deseamos, o la necesidad creada entorno a nuestro objetivo hace que no pensemos y que nos dejemos llevar por herramientas como el instinto o la intuición.

Sencillamente no pensamos, por que es más rápido actuar que meditar. Es enormemente más gratificante la descarga de adrenalina de actuar por impulso que la aparente sensación de desidia provocada al cesar en nuestras embestidas y sentarnos a observar para lograr cierta perspectiva sobre la muralla que pretendemos franquear.

No pensamos por que lo que queremos lo queremos ya.

Lo necesitamos As Soon As Possible.

10.12.05

Sobre las corporaciones.

Siguiendo en la línea de aquel, ya tan lejano, post sobre Trauma-team(tm) hoy os hablaré sobre otro de los pilares en los que se basa la sociedad de mi época, Las Corporaciones -deberían sonar truenos lejanos y resplanceder los rayos cada vez que alguien mencionase estas dos palabras-.

La pregunta que primero nos realizamos es ¿qué es una corporación?. Pues a pesar de su nombre la respuesta es: algo incorpóreo. Espero que todos aquellos interesados en sus estructuras finacieras, económicas o políticas sepan comprender que eso es algo que no voy a contar aqui. Vamos, demasiados rios de tinta han desembocado ya en mares de papel para intentar abarcar este sinfín de estructuras organizativas, decisiones estratégicas, visiones globales y cualquier otro concepto susceptible de ser pomposamente agregado a nuestra cultura.

Lo que voy a hacer es describir lo que han hecho con la sociedad que pasó de ser el elemento en el que se debian desenvolver a ser, sencillamente, otra de sus tantas posesiones.

Ya no somos empleados, somos un registro en sus bases de datos. Una nómina que pagar a fin de mes mientras seas necesario. No ser empleado de una quiere decir que lo eres de otra, y si no, si eres dueño de tu propia empresa, negocio familiar, trabajo estatal... -precisemos, si tienes la aparente sensación de que no perteneces a ninguna- realmente le perteneces a todas. Para ellos eres una vaca a ordeñar de comportamiento bípedo. Antiguamente a este tipo de personas se les denominaba clientes, pero eso era antes de herramientas como el marketing, la manipulación informativa y social, etc. El término actual es miembro de un nicho de mercado, o MNM, abreviatura muy usada por el bonito juego de palabras con el nombre de unas chocolatinas que se deshacían en tu boca y no en tus manos. Precisamente lo que ellos buscan, que te pierdas en sus fauces, pero sin notar sus asfixiantes manos empujandote.

A veces me pregunto hasta que grado nos han moldeado segun sus intereses, ya seas empleado, no empleado, miserable o MNM. ¿Realmente alguien puede decir que no esta bajo ninguno de sus yugos?

Siempre hay algun producto, que es evidentemente de ellos.

Siempre alguna tendencia, que nadie sabe de donde ha surgido, pero que misteriosamente se acaba adecuando o siendo de provecho para alguna de las corporaciones o para todas ellas.

Siempre algun modo de decir "yo hago esto, asi que no les pertenezco". Y sin embargo, incluso en los muy poco frecuentes casos en los que esa afirmación es cierta, ellos acaban adaptandose para abarcar esa nueva forma de hacer las cosas. Para engullirla, para transformar esa forma de vida en una tendecia, y de ahí simplificar a necesidades y productos para seguir con sus MNM.

Siempre aparece alguna forma de estar a la última, pero son ellos los que crean modas, y son tanto o más capaces de crear nuevas necesidades en cualquiera de nosotros. Tienen una larga experiencia en ello, así como incontables recursos y unas restricciones morales en cantidad inversamente proporcional a la necesidad que tienen de lograr algo.

Por eso no me suelen parecer estúpidas las tonterias que llega a comprar, necesitar u opinar la gente, sencillamente, no se como de supérfluas podrán parecerle a los demás mis necesidades, o como de prefabricados mis pensamientos y opiniones, forjados ambos por una visión de las sociedad indisolublemente asociada a la manera en la que la percibo. Es decir, con sus medios informativos, con sus películas, sus juegos, sus productos, etc. En resumen, a traves de lo que ellos quieren que mire. Y son tantas las maneras sutiles, prácticamente subliminales de manipular a un ser humano...

Supongo que es su naturaleza etérea -pero formadas y controladas por personas como nosotros- las que las hace tan dificiles de combatir, ¿o lo que se debería hacer es desmontar el modelo de sociedad que han creado?, ¿o mirar hacia otro lado?, ¿o...?

Son muchos los que han analizado esta sociedad, sus componentes, sus intercomunicaciones e interrelaciones. Desde mi punto de vista de empleado corporativo, creo que nadie a conseguido dar con la estructura real del problema, de como estos modernos mostruos devoradores de libre albedrío humano han llegado -y nos han arrastrado con ellos- hasta este punto. No se si realmente la sociedad se ha abandonado a su destino por obra de Las Corporaciones -rayos y truenos deberían asomar de nuevo por vuestras ventanas- o sencillamente por que, como grupo, el ser humano es así, y este es el estado lógico hacia el que debe evolucionar. Aunque a mi me parezca mas la caricatura de una enfermedad que una evolución.

Por eso cuando me preguntan cúal es la solución, o qué podemos hacer, sencillamente respondo que todavía nadie ha sido capaz de encontrar la solución a un problema que tampoco conocemos.

28.5.05

Salusa Secundus

Supongo que me gustaría vivir en un mundo más justo y tranquilo. Una utopía de felicidad y buen rollo, donde profesiones como la mía no tengan cabida.

Pero por desgracia me rodea un mundo que se oscurece con cada nuevo amanecer. Una sociedad donde sí existen tipos como yo, donde lo que hago está -además- muy bien remunerado. Ya no sé como llegué a ser lo que soy, he renunciado a intentar comprenderme. Y, por supuesto, a intentar comprender a los demás, a esa masa informe de gente perdida en un laberinto de amenazas, desilusiones y problemas que llamamos humanidad.

Y es que el problema no es intentar comprender sino el hecho de que para poder intentarlo necesitas pensar. Y pensar es algo tremendamente peligroso. Es una navaja de doble hoja, una hoja que por cierto siempre está más afilada del lado que puede cortar al que la empuña. Y en mi último encargo sufrí estas consecuencias.

Todo empezó como siempre, con una llamada de algún superior para que te presentes en su despacho o en cualquier otro sitio que resulte acorde con la información que te van a entregar. Y no pensé, no le di ninguna vuelta al asunto, parecía facil un objetivo poco defendido y desprevenido. Debería haberme parecido raro pero solo me pareció inusual supongo que por las pogas ganas que tengo ya de pensar en lo que me rodea, como comente antes. Lo demas fué lo habitual: preparar el material, organizar el viaje -muy previsoramente nunca te asignan un objetivo de tu zona- y planear la vigilancia y ejecucion del mandato. Extraño mandato por cierto ya que exigia que el objetivo fuese eliminado al modo francotirador y entre las cejas. Primer error humano: callarse, no sospechar.

Todo fue bien hasta que, quien lo podría haber pensado, los planes fueron trastocados por un fallo imprevisible. Se estropeó la mira telescópica de mi rifle. Fallo el acomplamiento de la misma al rifle mientras observaba al objetivo y como consecuencia terminó sus dias de servicio a mis ojos rota en el suelo. Ese fué el primer y único error técnico. El segundo error humano fué no haber llevado una de repuesto con lo que me ví abocado a, como mínimo, un día de espera hasta recibir una nueva de un contacto que tenía en el lugar.

Mantuve mi vigilancia aunque con los prismáticos y los microfónos direccionales, lo que me permitió empezar a conocer a mi objetivo. Es muy duro saber que puedes llegar a conocer a una persona que jamás conseguirá hacer lo correspondiente contigo. Y me pareció buena persona, lo cual en mi trabajo es un incordio pero nunca puede ser un impedimento. Pero a medida que pasaba el tiempo me convencía más y más de que no encajaba, de que habia algo extraño. No me parecia un objetivo peligroso, de hecho ni siquiera me parecía un objetivo. Una persona tranquila que llegaba más o menos todos los días a su casa y se divertía tranquilamente distrutando de un cafe o de un libro. No fuí capaz de entender donde podría residir el peligro de alguien así. Empeze a seguirle ya que por parecer buena persona o llevar una tranquila intimidad nunca se puede saber como se comporta la gente en otras situaciones.

Siguiendole las cosas empeoraron, iba a su trabajo -no voy a decir cual- cumplía de una manera eficiente, se reunía con sus amigos -sin saber que quizás esa tertulia fuese la última- y despues volvía a su casa o hacía la compra o... Entonces cometí el tercer error humano. Pensé y dudé.

Me puse en contacto con mis superiores para aclarar el asunto. Preguntar si no había alguna confusión, que a mi me parecía que ese no podía ser un objetivo. Tuve que oir de todo, bueno de todo no: solo terminos muy desagradables. Finalmente me "sugirieron" que si no lo hacía yo mandarían a otro y que "procederían a una análisis imparcial de mis capacidades", suena raro, suena mal.

Asi que una vez que tuve el rifle acoplado a mi nueva mira telescópica cumplí mis ordenes. ¿Qué conseguía no haciendolo? ¿Qué lo matasen igual? ¿Que me "evaluasen imparcialmente"?. Supongo que fuí egoista y tanto o más inhumano, pero no sé -ni ahora mismo lo sé- que es lo que podría haber hecho.

Evidentemente al volver me vi sometido a todo tipo de preguntas y juicios ajenos de mis jefes. Largas charlas -educadas, eso sí- sobre mis dudas y mi comportamiento. Incluso otros mercenarios me preguntaron sobre el encargo. ¿Comó no te diste cuenta? ¿Por qué no lo sospechaste?, etc. Y es que al final fuí el unico que no se había dado cuenta de que me estaban poniendo a prueba. Claro que no era un objetivo, ni una amenaza para nadie. Tan solo era un prueba de confianza, un examen, que la gente que me paga quería hacerme.

Cumplí con sus expectativas, con ligeras dudas, pero nada mas. Cumplí. Y mientras tanto debí aguantar a mucha gente evaluando y analizando mi comportamiento. Necesitaban juzgarme para "poder asignarme encargos más críticos". Increible...

Pero de lo que parece que nunca se darán cuenta es de algo tremendamente sencillo, al menos para mí. Y es que cada vez que juzgamos a alguien por sus decisiones concretas mas que por sus actos globales, cada vez que obviamos nuestro propio pensar y comportamiento al juzgar a otro, en realidad no somos su juez sino nuestro propio verdugo.

Es un mundo injusto, que se supone que te hace más fuerte. Pero más fuerte...¿en qué?.

14.2.05

Paseo

Muchos dicen que estoy loco de atar, otros dicen que les hace gracia. Pero la verdad es que como decía Dennis Hopper en Speed "Los pobres están locos, los ricos....somos excéntricos". Creo que es la mejor explicación para el hecho de que posea una iglesia en plena zona de combate.

Si, habeis leido bien, una iglesia. La adquirí con el dinero que saqué, junto con mis compañeros de equipo, vendiendo cadáveres de mutantes. Mutantes que "fabricaban" con una droga preparada en el ático de esta iglesia. Una historia muy interesante que será relatada en su momento.

Y, como otras muchas tardes tan aburridas como lluviosas, opté por dar un paseo hasta allí. Tengo habilitado el antiguo laboratorio de drogas como una pequeña biblioteca. Nada del otro mundo: unas sencillas estanterias de madera mal lijadas por unas manos más acostumbradas a destruir que construir, un par de cómodos sillones perfectos tanto para leer como para permitir que días como este te adormezcan al ritmo de la lluvia golpeando en la, también nueva, ventana. Como accesorios solo tres cosas: un reproductor de audio, una cafetera express de segunda mano (las nuevas no hacen un cafe tan lleno de sabor) y una lámpara de luz regulable. Y es que no es lo mismo leer que escuchar música, o tomar un café mientras hablo con las escasas visitas que recibo en mi refugio.

Lo único malo de estas tardes es, por decirlo de alguna manera, la hipocresía. Y es que los a penas veinte minutos caminando se convierten generalmente en un cúmulo de pensamientos. La zona de combate no es un sitio lleno de flores o agradables olores, al menos en las aceras. Por que incluso en sitios como este puedes encontrarte agradables locales donde entrar por un café, una infusión o una taza de chocolate y asi escapar del frio y el hedor de los barrios olvidados.

Primera hipocresía, una sociedad que se divide, unos olvidados que me hacen recordar lo que se supone que somos como especie. Y es que en medio de toda esta podredumbre visual puedes encontrar y disfrutar de las mejores vitudes del ser humano. Del otro lado del alambre de espino y las barricadas encuentras la limpieza visual, los jardines, las casas repintadas cada precioso verano. Pero es ahí donde sufres y convives con los peores defectos.

Siguiendo por las aceras de la miseria, pobreza material quiero decir, puedo ver a gente de grandes recursos, bonitos coches y muy feos negocios entregando una limosna a alguno de los sin nombre. Yo nunca lo hago. Segunda hipocresía, ¿Para que darle ayuda a alguien? ¿Que arreglo con eso?. Acaso si mañana me encargan su eliminación, ¿voy a decir que no?. Es mi trabajo, mi cargo de conciencia. Pero es lo que hay, no sirve de nada ayudar a cenar esta noche a alguien al que tú mismo puedes llegar a eliminar antes del desayuno que ni tendría ni suele tener.

Tambien veo como se cruzan, aunque no mucho por motivos evidentes, individuos que se que se han enfrentado en algun momento de sus "negocios". Natural en este tipo de sociedad. Gente que ha intentado despellejarse (li-te-ral-men-te) o cosas todavia peores, pero que por algun extraño motivo dejaron el tema aparcado. Y lo mejor es que se saludan y se preguntan que tal les va. Tercera hipocresía, ¿como puedes hablar con alguien que te ha intentado arracar la piel a tiras?. ¿Como puedes fingir que todo eso no ha sucedido?. Supongo que soy el mas rencoroso de los que habitan y pasean por la calle de la contradicción. Pero yo no puedo con eso, me cuesta el alma (si, ese alma que no siempre sé si aún conservo). Asi que debo ser yo el raro. Lo normal debe ser perdonar o, mas hipócritamente, aparentar olvido y alimentar rencor.

No me gusta definirlo como "lo malo de estas tardes" porque, sencillamente, forma parte injusta e irremisiblemente de mi vida, de mi mundo. Y no es malo, no puede serlo, el hecho de permitir que lo que te rodea entre en contacto contigo, aunque no te guste.

16.1.05

Pérdida

Dada mi profesión es triste y dolorosamente habitual perder amigos. Y no sólo me refiero a aquellos que se quedan por el camino, tambien me refiero a los que vuelven sin partes de si. En este año de gracia de 2020 reponer un brazo o una pierna es algo sencillo y por otra parte, común.

Aqui voy a referirme a otro tipo de pérdida mucho más profunda y, por tanto, más dolorosa. Hablo de esa parte de cada uno que desaparece con cada injusticia, cada crueldad, cada amigo perdido. Los motivos podrían ser una lista tan larga como diversa. Hay momentos en los que me pregunto si será mejor volver vacio o no volver. Mi espíritu desencantado y pesimista me dice que a no siempre hay motivo para seguir adelante, que las perdidas ya son demasiado grandes como para seguir una pelea que parece que no se puede ganar. La parte optimista que tengo me grita que no, que nunca se deben bajar los brazos. En algún momento ese vacio puede ser vuelto a llenar.

En ese punto es donde empieza el debate interior entre el pesimismo y el optimismo. Supongo que es algo que recorre a cualquier persona con sentimientos en, al menos, varios momentos de su existencia. De todas maneras creo que lo peor no esta discusión personal. Ni tan siquiera el optimismo más avivado es capaz de curar las heridas o de llenar el vacio que podamos tener.

Tan solo el tiempo pueden curarlo o, siendo un poco más realistas, suavizarlo. He visto como gente que tenía a mi lado y a la que apreciaba y/o aprecio sufrían estas situaciones. Ver esa mirada abstraida, sus voces intepretando un monólogo destinado a no conseguir nada. Monólogos llenos de recuerdos, de tristeza creada de esos mismos recuerdos de otros momentos que sí fueron buenos. Es algo que provoca en mí un cúmulo de sentimientos: rabia, por ver a una persona querida sufriendo; impotencia, por no poder evitarlo; responsabilidad, por que sabes que esa persona cuenta contigo. Y no siempre se está a la altura con lo que aparece el dolor provocado por el remordimiento de pensar que no has hecho todo lo que podías.

Y es en ese preciso instante cuando pierdes una parte de ti, se va para acompañar al dolor de esa persona a la que sientes que no has podido ayudar. O que no has sabido apoyar, aunque, la verdad, da lo mismo. N
o siempre he podido estar a la altura de lo que se esperaba de mi. Todo lo que puedo decir en mi defensa es que lo siento. Me hubiese encantado haber hecho más por todas y cada una de esas personas.

Ya he visto a mucha gente (para mi gusto demasiada) sufrir pérdidas de este tipo. Desde el que ha visto desaparecer bajo sus pies todo lo que era hasta el que ha perdido ligeramente el rumbo y busca un apoyo para encontrarlo de nuevo. No hace falta ir a una misión en el punto más alejado del mundo para que alguien pueda sufrir en sus carnes algo así. He intentado ayudar a gente que vió como parte de su vida se perdía en unas sencillas dunas cerca de donde creció. Nunca podemos saber donde nos va a pasar, ni lo que vamos a perder, asi que supongo que lo mejor es disfrutar hasta donde podamos de lo que tenemos.

16.12.04

Un árbol

Todos necesitamos de vez en cuando un abrazo protector. Sin ir más lejos en uno de mis recientes viajes me vi alegremente correteando por una jungla. No voy a decir cual, que luego recibo visitas nocturnas de resquemorosos y no quiero que ni el rockero ni la arregladora se despierten por mi culpa...

Allí estaba yo, se suponía que era lo de siempre: apretar el gatillo, ver una cabeza convertida en aspersor de neuronas y para casa. Pero menudo circo ambulante que se había montado en el punto de recogida. Y es que hay cosas que parece que no le pasan a nadie más.

El helicóptero que me tenía que esperar en el punto de extracción para recogerme me esperaba, hasta ahí todo bien. El problema fué que al agarrarme de la cuerda para subir, esta se rompió. Con tan mala suerte que se acabó enredando en las helices (ahora entendereis por que me gustan los aerodeslizadores, tan bonitos ellos sin helices...). Y como en una mala comedia, me vi bailando entre cachos de helices, fuselaje, armamento y la siempre inevitable a la par que pringosa lluvia de piloto y copiloto.

Que también es mala suerte, justo el brazo del copiloto se me cae encima. Supongo que del susto que le supuso morirse se le quedaron los dedos extendidos y rígidos. Menudo simpático, aun recuerdo tirar al suelo, con gran cabreo, mis gafas de visión nocturna con los dedos índice y anular del susodicho empitonados en el visor. Se que era él por que en el hombro tenia una pegatina cosida que ponia "[nombre] [Apellido], copiloto [nombre de la corporación]", lo que yo suelo llamar misión ilegal de completo incógnito.

Y como dice la ley
para el combate nº 3 de The unknown man: "Si se te jode el visor nocturno, no mires el reloj, sabes muy bien que es de noche".

Empecé a correr para salir del claro. Bonita estampa un mercenario con su metal gear, su rifle de asalto, granadas, pistola pesada, sistema de comunicación via satelite,... y para alumbrarme una antorcha construida con un palo, un mono y algo de queroseno. Mejor no hago un esquema, ¿verdad?. Lo siento por el mono pero me pilló de malas.

El problema reside en que al matar al mono éste profirió un chillido que asustó hasta el grado de espasmo incontrolado a otro congénere que tenía a su lado. Eso marcó el inicio del fin.

Congénere del mono cae de la rama, congénere cae sobre rama fina que hace palanca sobre un tronco, rama-palanca se voltea, serpiente de 3 metros del otro lado de la palanca sale despedida por el aire,...(cojo aire mientras el sorprendido reptil describe una grácil parábola digna de una perfecta representación del Cascanueces)..., serpiente impacta contra árbol, pájaros asustados por la visita inesperada salen en desbandada, bandada de pájaros activa todo los sistemas de alarma de vigilancia de la zona, malos se encabronan, malos vienen a por mí y, paralelamente, el primer vuelo de aerolineas "La serpiente" aterriza en mi cabeza y empieza a comerse a mi antorcha. Lo nunca visto, debió pensar la pobre: un chupa-chups de mono flambeado.

Hice lo único que me quedaba por hacer, buscar un árbol enorme y cobijarme/esconderme en sus raices. Por que no podia tener más mala suerte, no podia empezar una tormenta. Y así sucedió. No hubo tormenta, pasé la noche bajo ese árbol durmiendo realmente bien.

Quien lo iba a decir... Nunca sabes quien te va a ayudar cuando más lo necesitas.