Un árbol
Todos necesitamos de vez en cuando un abrazo protector. Sin ir más lejos en uno de mis recientes viajes me vi alegremente correteando por una jungla. No voy a decir cual, que luego recibo visitas nocturnas de resquemorosos y no quiero que ni el rockero ni la arregladora se despierten por mi culpa...
Allí estaba yo, se suponía que era lo de siempre: apretar el gatillo, ver una cabeza convertida en aspersor de neuronas y para casa. Pero menudo circo ambulante que se había montado en el punto de recogida. Y es que hay cosas que parece que no le pasan a nadie más.
El helicóptero que me tenía que esperar en el punto de extracción para recogerme me esperaba, hasta ahí todo bien. El problema fué que al agarrarme de la cuerda para subir, esta se rompió. Con tan mala suerte que se acabó enredando en las helices (ahora entendereis por que me gustan los aerodeslizadores, tan bonitos ellos sin helices...). Y como en una mala comedia, me vi bailando entre cachos de helices, fuselaje, armamento y la siempre inevitable a la par que pringosa lluvia de piloto y copiloto.
Que también es mala suerte, justo el brazo del copiloto se me cae encima. Supongo que del susto que le supuso morirse se le quedaron los dedos extendidos y rígidos. Menudo simpático, aun recuerdo tirar al suelo, con gran cabreo, mis gafas de visión nocturna con los dedos índice y anular del susodicho empitonados en el visor. Se que era él por que en el hombro tenia una pegatina cosida que ponia "[nombre] [Apellido], copiloto [nombre de la corporación]", lo que yo suelo llamar misión ilegal de completo incógnito.
Y como dice la ley para el combate nº 3 de The unknown man: "Si se te jode el visor nocturno, no mires el reloj, sabes muy bien que es de noche".
Empecé a correr para salir del claro. Bonita estampa un mercenario con su metal gear, su rifle de asalto, granadas, pistola pesada, sistema de comunicación via satelite,... y para alumbrarme una antorcha construida con un palo, un mono y algo de queroseno. Mejor no hago un esquema, ¿verdad?. Lo siento por el mono pero me pilló de malas.
El problema reside en que al matar al mono éste profirió un chillido que asustó hasta el grado de espasmo incontrolado a otro congénere que tenía a su lado. Eso marcó el inicio del fin.
Congénere del mono cae de la rama, congénere cae sobre rama fina que hace palanca sobre un tronco, rama-palanca se voltea, serpiente de 3 metros del otro lado de la palanca sale despedida por el aire,...(cojo aire mientras el sorprendido reptil describe una grácil parábola digna de una perfecta representación del Cascanueces)..., serpiente impacta contra árbol, pájaros asustados por la visita inesperada salen en desbandada, bandada de pájaros activa todo los sistemas de alarma de vigilancia de la zona, malos se encabronan, malos vienen a por mí y, paralelamente, el primer vuelo de aerolineas "La serpiente" aterriza en mi cabeza y empieza a comerse a mi antorcha. Lo nunca visto, debió pensar la pobre: un chupa-chups de mono flambeado.
Hice lo único que me quedaba por hacer, buscar un árbol enorme y cobijarme/esconderme en sus raices. Por que no podia tener más mala suerte, no podia empezar una tormenta. Y así sucedió. No hubo tormenta, pasé la noche bajo ese árbol durmiendo realmente bien.
Quien lo iba a decir... Nunca sabes quien te va a ayudar cuando más lo necesitas.
Allí estaba yo, se suponía que era lo de siempre: apretar el gatillo, ver una cabeza convertida en aspersor de neuronas y para casa. Pero menudo circo ambulante que se había montado en el punto de recogida. Y es que hay cosas que parece que no le pasan a nadie más.
El helicóptero que me tenía que esperar en el punto de extracción para recogerme me esperaba, hasta ahí todo bien. El problema fué que al agarrarme de la cuerda para subir, esta se rompió. Con tan mala suerte que se acabó enredando en las helices (ahora entendereis por que me gustan los aerodeslizadores, tan bonitos ellos sin helices...). Y como en una mala comedia, me vi bailando entre cachos de helices, fuselaje, armamento y la siempre inevitable a la par que pringosa lluvia de piloto y copiloto.
Que también es mala suerte, justo el brazo del copiloto se me cae encima. Supongo que del susto que le supuso morirse se le quedaron los dedos extendidos y rígidos. Menudo simpático, aun recuerdo tirar al suelo, con gran cabreo, mis gafas de visión nocturna con los dedos índice y anular del susodicho empitonados en el visor. Se que era él por que en el hombro tenia una pegatina cosida que ponia "[nombre] [Apellido], copiloto [nombre de la corporación]", lo que yo suelo llamar misión ilegal de completo incógnito.
Y como dice la ley para el combate nº 3 de The unknown man: "Si se te jode el visor nocturno, no mires el reloj, sabes muy bien que es de noche".
Empecé a correr para salir del claro. Bonita estampa un mercenario con su metal gear, su rifle de asalto, granadas, pistola pesada, sistema de comunicación via satelite,... y para alumbrarme una antorcha construida con un palo, un mono y algo de queroseno. Mejor no hago un esquema, ¿verdad?. Lo siento por el mono pero me pilló de malas.
El problema reside en que al matar al mono éste profirió un chillido que asustó hasta el grado de espasmo incontrolado a otro congénere que tenía a su lado. Eso marcó el inicio del fin.
Congénere del mono cae de la rama, congénere cae sobre rama fina que hace palanca sobre un tronco, rama-palanca se voltea, serpiente de 3 metros del otro lado de la palanca sale despedida por el aire,...(cojo aire mientras el sorprendido reptil describe una grácil parábola digna de una perfecta representación del Cascanueces)..., serpiente impacta contra árbol, pájaros asustados por la visita inesperada salen en desbandada, bandada de pájaros activa todo los sistemas de alarma de vigilancia de la zona, malos se encabronan, malos vienen a por mí y, paralelamente, el primer vuelo de aerolineas "La serpiente" aterriza en mi cabeza y empieza a comerse a mi antorcha. Lo nunca visto, debió pensar la pobre: un chupa-chups de mono flambeado.
Hice lo único que me quedaba por hacer, buscar un árbol enorme y cobijarme/esconderme en sus raices. Por que no podia tener más mala suerte, no podia empezar una tormenta. Y así sucedió. No hubo tormenta, pasé la noche bajo ese árbol durmiendo realmente bien.
Quien lo iba a decir... Nunca sabes quien te va a ayudar cuando más lo necesitas.